Estamos inmersos en una más que evidente crisis de liderazgo. Para llegar a esta conclusión no es necesario haber leído muchos estudios y artículos sobre el tema. Aun así, me gustaría compartir contigo unos cuantos datos clarificadores.
Cada año se invierten millones de euros en programas de desarrollo de líderes. Y muchos de estos programas que año tras año se imparten en las empresas se centran en los clásicos modelos de liderazgo. Ahora bien, ¿cuál ha sido el resultado? Veamos qué nos dicen al respecto y a nivel global estudios como McKinsey o Gallup:
- Bajo compromiso de los colaboradores: Solo el 13% de la fuerza laboral está comprometida con su empresa. Y, atención al dato, el 24% está activamente no comprometida con sus organizaciones.
- Existe una notable falta de afinidad entre líderes y colaboradores. Tanto es así que el 65% de los segundos prefieren que se despida a su jefe antes que tener un aumento salarial.
- Percepción dispar entre jefes y empleados: Por último, y para mi más notable, es que 77 % de los líderes piensan que hacen bien en su trabajo mientras que 82% de los empleados están en desacuerdo.
¿Qué está pasando realmente? Desde mi punto de vista, hay un claro “divorcio” entre la percepción de los líderes y de sus colaboradores. Los primeros se esfuerzan e intentan hacer lo que creen más adecuado y útil para llegar a los resultados y objetivos marcados, y paralelamente intentan conseguir que su equipo esté motivado. Con este fin, buscan alternativas, incentivos, planes, formación y un largo etcétera de iniciativas para alcanzarlo. Pero, aun así, no lo consiguen. Esto genera una enorme frustración, desengaño y desánimo en muchos de ellos y acaban sintiéndose impotentes e incomprendidos.
Es evidente que las antiguas fórmulas ya no funcionan.
Y… ¿cuál es la alternativa? En mi opinión, es necesario explorar un nuevo estilo de liderazgo. Un liderazgo más consciente y más centrado en las personas. No es una alternativa “buenista”, ni indulgente. No se trata de satisfacer a todo el mundo. Es una apuesta por una visión más amplia de lo que «yo puedo contribuir como líder» unida al enorme potencial de nuestros colaboradores. Una mirada más allá de los aspectos técnicos, organizativos, operacionales… En definitiva, me gustaría invitarte a ir más allá, a abrir tu mente, a despertar, a darte cuenta de las posibilidades que se abren ante ti como «líder consciente».
En el mundo anglosajón ya tenemos muchos casos de éxito de este nuevo tipo de liderazgo. Ahora es el momento de empezar a cosecharlos también en nuestro entorno. ¿Y cómo podemos hacerlo? Trabajando la atención y desarrollando nuestro mundo relacional a cuatro niveles: conmigo mismo, con mi trabajo, con mi equipo y con la organización.
En próximos posts iré desarrollando cada uno de los niveles para invitarte a investigarlos y explorarlos.
Es un camino enriquecedor y apasionante que te animo que emprendas.
¡Feliz viaje hacia un nuevo liderazgo!
SOBRE LA AUTORA
Dionne Beltrao es formadora, coach y consultora de mindfulness y liderazgo con 20 años de experiencia en recursos humanos y desarrollo. Con amplia experiencia en facilitar procesos de cambio y transformación y formar a profesionales y equipos en herramientas de gestión de personas y del talento. Apasionada del enorme potencial de las personas, contribuye al desarrollo de empresas más humanas e integras que apuesten por equipos de trabajo con resultados extraordinarios y altos niveles de satisfacción.
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Fotografía de Brooke Lark en Unsplash
2 Comments
Hola, me ha gustado mucho el artículo. Yo creo que se puede ir aún más lejos (aunque entiendo que el mundo aún se siente muy incómodo con la palabra consciencia). Yo iría directamente a hablar de: Liderazgo consciente. Me ha encantado la metáfora del divorcio masivo al que estamos asistiendo entre el management y sus equipos. En mis ocho años en Apple puedo decir que fui un afortunado. Pero dentro de esa fortuna, alguna vez se coló algún líder que claramente estaba angustiado por cumplir con los números y eso alteraba profundamente la armonía del equipo.
Por último, para añadir valor a la conversación, me gustaría citar a Goleman en su libro Focus: «Para que los líderes obtengan buenos resultados deben desarrollar estos tres tipos de foco: El foco interno nos ayuda a conectar con nuestras intuiciones y los valores que nos guían, el foco externo nos ayuda a navegar por el mundo que nos rodea y el foco en los demás mejora nuestras vida con los demás.
Creo que muchos líderes (las cifras de Gallup no mienten) se enfocan en aspectos externos y cuantitativos. Pero adquirir consciencia justamente implica observar nuestro interior: quién soy, para qué estoy aquí, cuál es mi propósito… Y por supuesto, más que evadir al equipo, tenemos que focalizar nuestra consciencia hacia el ser de cada uno de ellos. Cuando sabemos responder la segunda pregunta y genuinamente respondemos: estoy aquí para mejorar la vida de mi equipo y soy responsable de su éxito personal, entonces empezamos a liderar en una nueva dimensión, donde el amor y la gratitud son nuestros nuevos indicadores de éxito.
Hola Darío, efectivamente… hablamos de lo mismo!! Gracias por tus comentarios tan enriquecedores y por atreverte a usar las palabras de gratitud y amor al lado de la de liderazgo…
Dionne