En cada crisis que padecemos, debatimos sobre la dificultad del momento en que vivimos. Y llevamos escuchando “crisis” durante demasiados años como para sentenciar que es algo puntual. Ya no deberíamos manifestar que estamos en una época de cambios, el cambio es una constante de cada época.
Sin embargo, la velocidad de esas transformaciones abruma a un ser humano que funciona como sus parientes Neandertales. Han pasado miles de años y nuestro cuerpo, nuestro celebro y nuestro funcionamiento no han cambiado al mismo ritmo que la evolución tecnológica. Sin duda, la pandemia ha acelerado algunas transiciones -como la transformación digital en las empresas y la implantación del teletrabajo- que nos han hecho replantear valores y necesidades personales y profesionales.
En este sentido, las empresas han tenido que adaptarse a un nuevo escenario y se ha visto una clara correlación entre su nivel de digitalización previo a la pandemia y modelos de negocio innovadores y flexibles con su cuenta de resultados.
Es evidente que las empresas resilientes que se han adaptado a los cambios y demandas de los mercados no han visto afectada su rentabilidad. Por esta razón, la resiliencia se considera la principal prioridad de las empresas en el mundo pospandemiay se promueve la formación para la adaptación al cambio socioeconómico.
Efectos de la pandemia en los trabajadores
Desde el punto de vista individual, la pandemia ha tenido graves repercusiones en nuestra salud mental y ha aumentado los niveles de estrés y desgaste emocional.
“La salud mental de la población española ha caído en picado durante la pandemia y debajo no hay red”, subraya Nel González Zapico, presidente de la Confederación SALUD MENTAL ESPAÑA. La incertidumbre y los cambios en el entorno laboral, junto con el uso (y abuso) del teletrabajo, han difuminado aún más la separación entre la vida personal y profesional de las personas y han incrementado el burn out.
Asimismo, el 45% de los españoles en activo reconoce sufrir estrés relacionado con el trabajo, según Cigna Salud y se considera que el estrés es uno de los principales factores de riesgo para la salud física y mental en el siglo XXI. Los trabajadoressufren estrés y fatiga crónica que se ve reflejado en un alto absentismo, bajas laborales, ansiedad y desmotivación.
Por todo ello, contar con las herramientas suficientes para saber cómo manejarlo de manera efectiva es una enorme inversión en bienestar, tanto a nivel personal como profesional.
La resiliencia como prevención
En este momento de cambio constante y acelerado, se pone a prueba tanto a las organizaciones y sociedades como a las personas. Desde la crisis del 2008, y durante las siguientes que le han sucedido, se ha popularizado el uso del término resiliencia. Y no es por casualidad.
La resiliencia es la capacidad que nos ayuda a mantener nuestra salud mental y equilibrio emocional ante las adversidades, a adaptarnos a los cambios y a salir reforzados de estas situaciones. La resiliencia es como un parachoques. No elimina los choques ni las situaciones adversas, pero nos protege de esos golpes duros y nos ayuda a que nos enfrentemos a ellos con eficacia.
Ante la situación de cambios, crisis o pandemias, la resiliencia es una habilidad imprescindible. La buena noticia es que todos tenemos el potencial de resiliencia innato al que podemos acceder y desarrollar. Todos podemos desarrollar la capacidad de resistir la presión, adaptarnos rápidamente al cambio, responder ante un revés y descubrir la manera de hacer que una situación adversa acabe bien, saliendo fortalecido.
Por qué no tenemos que ser como Rafa Nadal
Después de su triunfo en el Open de Australia de 2022, Rafa Nadal fue un ejemplo implacable de resiliencia llevando esta capacidad a los titulares de noticias en todo el mundo.
Nadal consiguió un éxito sorprendente que ni la Inteligencia Artificial predecía, pero sus capacidades físicas extraordinarias y sus habilidades personales rompieron todas las predicciones.
Nadal es un referente aspiracional y nos anima a pensar: “yo también puedo”. El problema es que en la vida no siempre se gana, ni tampoco Nadal. La resiliencia no es una capacidad para ganar, es una capacidad para vivir mejor sea cual sea el resultado. No confundamos resiliencia con éxito ni ambición.
De esta forma, no tenemos que ser Rafa Nadal para afrontar los desafíos de la vida porque la resiliencia no es una capacidad solo de los grandes triunfadores, ni tampoco es exclusiva para los que han sufrido grandes desgracias. El resto de las personas también podemos ser resilientes y también necesitamos entrenar la resiliencia.
Todos tenemos pequeños retos, que a veces se nos hacen montañas, tenemos días y épocas duras en algún momento. El estrés, la depresión y la ansiedad no solamente afectan a los que han pasado desgracias, sino que a cualquiera le puede ocurrir si no tenemos las capacidades necesarias para hacer frente a los retos intrínsecos de la vida.
Cómo entrenar tu resiliencia
La resiliencia es una capacidad que se necesita entrenar para que se desarrolle y se mantenga en el tiempo. Requiere de perseverancia, de una visión completa – holística y sistémica – de la persona y de las organizaciones y de formación específica. Por todo esto, es útil una formación que sirva para entender todo lo que abarca esta capacidad y descubrir cuáles de los 10 pilares de la resiliencia son prioritarios para entrenar.
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