En esta época de cambios que vivimos, siempre hablamos –en relación a la Responsabilidad Social Corporativa– que el cambio en los valores de la sociedad ha provocado una enorme presión en el entorno competitivo de las empresas y que solo sobrevivirán aquellas que trabajen de forma simultánea las dimensiones social, económica y medioambiental. Las compañías que consigan sobrevivir, afianzarse y tener éxito durante este periodo serán aquellas que trabajen estas tres dimensiones y hagan que estas mismas aporten valor a sus negocios.
Siempre que hablo de la Responsabilidad Corporativa y Branding pienso en algo que quizá parezca obvio, que la Responsabilidad y la Reputación no sólo son corporativas sino que también existe la Responsabilidad y la Reputación Personal, así como las Marcas Personales. Todos nosotros deberíamos ocuparnos diariamente de nuestras responsabilidades personales porque si las empresas dedican parte de sus recursos a desarrollar su Responsabilidad Social Corporativa, ¿por qué las personas que trabajamos dentro no deberíamos hacerlo también?
La Responsabilidad Social Individual es la conducta ética del ciudadano para consigo mismo y con su entorno, y va mucho más allá del cumplimiento de las obligaciones legales. La Responsabilidad Social Personal surge del reconocimiento de nuestro poder personal para influir en los demás con nuestras acciones y de la aceptación y el compromiso de poner en acción ese poder para mejorar la comunidad y nuestras relaciones de una forma continuada y sostenible.
Al igual que en la empresa es fundamental conocer la opinión de todos los grupos con los que ésta se relaciona, también lo es para nosotros en nuestro día a día. Necesitamos prestar especial atención a todos los grupos con los que nos relacionamos a diario. Por ejemplo, cuando buscamos trabajo incidimos en dar notoriedad a nuestras habilidades y competencias (marca personal); si ya lo tenemos, en posicionarnos correctamente para que nos tengan en cuenta para futuras promociones; y si somos responsables de un equipo, nos preocupamos por motivarles. También intentamos gestionar de forma correcta nuestras relaciones con nuestra familia, los mimamos, los cuidamos, los escuchamos. Y es a través de la comunicación que nuestros mensajes llegan a nuestro público objetivo. Es curioso que el termómetro del mal estado del matrimonio entre dos personas famosas que se acaban de separar haya sido la cantidad de meses que llevaban sin aparecer mostrando al mundo su amor sin fin en las redes sociales ¿no?
Las personas, como seres sociales que somos, nos sentimos presionadas para parecer que somos felices y tenemos la necesidad de sentirnos integrados en los grupos a los que pertenecemos. Pero, ¿por qué tendemos a sobrevalorar lo que no somos y a infravalorar lo que somos? Es por eso que, al igual que en una empresa, en la Responsabilidad Individual es importante el diagnóstico personal para poder conocer nuestras capacidades. Si te pones unos objetivos dedícale tiempo a ver si los has cumplido y, si no lo has hecho, reflexiona sobre el motivo.
La semana pasada me enteré de que la palabra “Post-truth” fue nombrada la palabra del año por el diccionario Oxford en el 2016. El diccionario define esta palabra así: “relativa a o denotando las circunstancias en las que los hechos objetivos tienen menos influencia en moldear la opinión pública que las emociones y las creencias personales”. No importan, por lo tanto, los términos cuantitativos sino los cualitativos, no importa que una empresa haga grandes cosas con su entorno si esto no es percibido y valorado por sus grupos de interés. Pasamos del “aunque la mona se vista de seda, mona se queda” al “no sólo hay que serlo, sino parecerlo”. Por lo tanto, deberemos trabajar de forma constante, coherente y sostenible en nuestra Reputación. Interesante desafío en la época de la Comunicación, los canales digitales y la transparencia que vivimos.
Sobre la autora
Blanca Hernanz es Coordinadora de Proyectos en la Fundación de Emilio Sánchez Vicario y profesora en distintas escuelas de negocio. Trabajó en Bankinter durante 22 años, donde fue tanto Directora de Marketing y Marca como Directora de Comunicación Externa, Acción Social y Responsabilidad Corporativa.
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