Nadie tiene una bola mágica capaz de predecir el futuro, pero podemos echarle un vistazo al pasado para entender cómo ha ido evolucionando el panorama laboral y así intentar “ver” qué tendencias se están perfilando en nuestro horizonte profesional, un artículo de Fernando de la Rosa, fundador de Foxize.
Hasta hace poco, la ecuación profesional se basaba en un esquema muy simple: si una persona acababa unos estudios, podía tener acceso a un trabajo y desarrollar una carrera profesional dentro de una empresa o sector, con una jubilación garantizada para poder disfrutar después de su etapa laboral de un merecido descanso.
Esta ecuación -estudio, después trabajo y finalmente disfrute- está rota por diversas causas:
Factores demográficos: El modelo tiene como base dos hipótesis que ya no funcionan: Los trabajadores activos mantienen a los jubilados (1) que, además, viven poco durante la jubilación (2). El incremento de la esperanza de vida y el menor número de trabajadores activos que retirados hace que esta ecuación se tenga que revisar.
La revolución digital, a su vez, ha provocado una aceleración sin precedentes en el conocimiento y en las habilidades técnicas, hecho que obliga a la actualización continua, al reciclaje o a la re-colocación de muchos trabajadores. Por tanto, la secuencialidad de “estudio y luego trabajo” también se ha roto. Si no estudias y trabajas al mismo tiempo, probablemente tu empleabilidad peligrará.
Pérdida de influencia estatal en las políticas de empleo: el neoliberalismo creado a finales del siglo pasado ha provocado que los estados cada vez influyan menos en las políticas laborales de las grandes empresas. Ahora, las empresas y entidades multinacionales determinan las reglas de juego.
SOBRE NUESTRO FUTURO LABORAL
La verdad es que hoy por hoy ya podemos intuir como acabará esta película. Tardará más o menos en convertirse en una realidad palpante dependiendo del sector, pero la foto se podría describir como la que sigue:
Para quién trabajarás: Existirán tres tipos de alternativas de empleo: público, en una empresa -ya sea creada por ti o por un tercero- y empleo freelance, es decir, trabajarás por tu cuenta. Según varios estudios presentados por OuiShare, para el año 2020 el 47% de la población en USA trabajará por cuenta propia. Si miramos más allá, para el 2030 se estima que lo harán el 65%. Es decir, la mayoría de personas trabajaran como freelance.
La tecnología como oportunidad o amenaza: La tecnología sustituirá muchas tareas manuales de personas que trabajan en la actualidad. Esta reducción puede encaminar a los trabajadores a tareas de más valor añadido o una desaparición irreversible de su trabajo. Hoy por hoy, todavía nadie sabe con seguridad el impacto real que tendrá la tecnología en nuestra empleabilidad, por lo que debemos estar muy atentos para poder verlas venir.
Sobre el tipo de trabajo: habrá tres tipos de profesionales:
- Gold talent: Profesional ultra especializado, muy al día y contratado por ciclos de trabajo cortos, pero muy bien pagados. En la actualidad,ya existen perfiles que se podrían denominar “gold talent” como los especialistas en transformación digital o big data. Estos perfiles se certifican por proyectos realizados y no por sus estudios o títulos académicos. Además, la peculiaridad de este tipo de trabajos es que son poco previsibles.
- White collar: Profesional activo que ofrece sus habilidades por encima de sus conocimientos base. Ejemplo: arquitectos que ya no ejercen como tales, pero que aprovechan sus habilidades en gestionar proyectos complejos para poder trabajar en empresas tecnológicas. Son las llamadas “softskills” las que determinan la empleabilidad de estos trabajadores, además de que disponen y dominan ciertas herramientas (toolkits) que les permiten permanecer en el mercado de trabajo.
- Blue collar: Son profesionales fuera del mercado laboral que subsisten a través de empleos de baja capacitación como, por ejemplo, conductores de plataformas de coches o transportistas en bici. No se les contrata por lo que saben o por lo que saben hacer, sino básicamente por su disponibilidad para realizar tareas básicas.
¿QUÉ PODEMOS HACER?
Pues ahora creo que, a cada uno de nosotros, nos toca hacernos ciertas reflexiones para poder decidir cómo queremos que sea nuestro futuro y el de nuestros hijos. Estas son las mías:
Cada uno tiene un presente. Veo irreversible e imparable el escenario futuro del entorno profesional que se nos avecina, solo queda por ver cuán de prisa ocurrirá. Y esto dependerá del sector en el que nos movemos, si está más cerca del futuro o del pasado. En cualquier caso, debemos estar preparados para ello.
¿Qué pasará con las generaciones perdidas? ¿Cómo gestionaremos la decepción de todos esos jóvenes que están estudiando cosas inservibles, con la promesa de un trabajo que no tendrán?
Pensar en “el” trabajo se ha quedado obsoleto. Creo que ya no tendremos un único trabajo. Tendremos muchos y al mismo tiempo. La preocupación no será qué trabajo tengo sino cuánto ingreso por cada uno.
Repensarse a uno mismo. A nivel personal, esto es lo más difícil, pero, al fin y al cabo, solo mirando hacia dentro y conociéndonos un poco mejor, podremos reinventarnos e intentar no ser víctimas de un futuro anunciado.
SOBRE EL AUTOR
Fernando de la Rosa es fundador de Foxize −expertos en formación digital, negocios y marketing− y profesor por vocación. Ha trabajado durante más de 15 años para grandes marcas y pequeñas empresas ayudándoles en su traducción al mundo digital.
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