Una de las cosas que más me suelen preguntar los amigos y la familia es: ¿De dónde salió la idea de Foxize?
La verdad es que no recuerdo un lugar o un momento concreto. La idea ha ido germinando y tomando forma con el paso del tiempo a raiz de un problema que detecté. Ese fue el inicio.
El problema: Llevo 12 años dando clases como profesor en diversas escuelas y poco a poco me he ido dando cuenta que muchos de los alumnos no estaban contentos, que muchos de los profesores -colegas, amigos, compañeros de profesión y excelentes profesionales- se estaban quemando y dejaban de compartir sus valiosos conocimientos y que las escuelas de negocio, conscientes también de esta situación, en vez de buscar soluciones preferían construir edificios cada vez más grandes y espectaculares. Había que hacer algo, pero qué.
El primer momento clave para mi fue cuando hace casi un año un grupo de alumnos de Alicante me contactaron para pedirme una ampliación de las clases que les había dado en el máster. Se organizaron y entre 12 personas compraron una clase de un día. Ellos querían profundizar y querían una formación personalizada. Me pareció una idea excelente y práctica a la vez. Ese era el camino a seguir: formación personalizada según las necesidades de la gente. La idea empezó a tomar forma.
El segundo momento fue ver el impulso que empresas como Skillshare estaban adquiriendo en EEUU. Proyectos muy interesantes e innovadores en el mundo de la formación, aunque desde mi punto de vista con algunos errores de planteamiento. Analizando su modelo, me di cuenta que había cosas que no encajaban del todo como, por ejemplo, el profesorado. Estoy convencido de que no todo el mundo puede ser profesor. Se necesita método, experiencia, habilidad para transmitir y también unas gotas de vocación por compartir cosas. No todo el mundo cumple estos requisitos y estoy convencido que a medio/largo plazo esto repercute en la percepción de la escuela. Por otro lado, no me pareció acertado encontrar en un mismo lugar clases de manualidades junto a formación en negocios. Creo que el enfoque debe quedar claro. A la persona que quiere actualizarse profesionalemente no le interesa encontrarse con un curso de cocina o con otras propuestas formativas en temas más bien lúdicos o de ocio. Al menos eso creo yo.
Así fue como empezó todo. Gracias a la semilla que sembraron mis alumnos y a referencias pioneras en cómo hacer las cosas diferentes en el mundo de la formación, Foxize empezó a cobrar forma. Os invito a entrar en www.foxize.com y mandarnos vuestros comentarios, opiniones y mejoras. Como decía Douglas Adams: «Aprender a volar es todo un arte. Consiste en tirarse al suelo y fallar.»
Fotografía flickr por Alan Cleaver